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En general, la Navidad surge para muchos de nosotros cómo una época deseada y repleta de reuniones con nuestros seres queridos, celebración y unión. Pero para muchos otros, este periodo se transforma en un momento poco deseoso, incluso evitado  y angustioso.

La pérdida de un ser querido siempre es difícil

El sentimiento de tristeza más común se genera por la pérdida reciente de seres queridos, sobre todo en el periodo del último año. Este, y otros recuerdos que supusieron un fuerte dolor para nosotros en el pasado como enfermedades o rupturas amorosas suelen aflorar en estas fechas donde la ausencia de los que ya no están se nota más. La falta de un “amor”, de un familiar o de unos hijos pequeños con quien compartir la Navidad puede hacerse cuesta arriba.

Los inmigrantes residentes en países diferentes de su núcleo familiar que no pueden volver a su tierra por malas condiciones económicas o motivos laborales, son también más propensos a sentir soledad, tristeza y apatía en estas fechas.

Otros potenciales sentimientos negativos que pueden brotar son los relacionados con nuestra infancia: experiencias traumáticas y estrechamente vinculadas a la Navidad pueden lastrar cualquier sentimiento de felicidad y exacerbar la predisposición a pasarlo mal, según los expertos.

De esta forma, podríamos decir que en general, todos los sufrimientos que se originan en esta época y los cuáles no nos dejan disfrutar realmente de las fechas, están basados en sentimientos de ausencia o pérdida. Y es que la Navidad es como manda la tradición, para pasarla con los seres queridos y su falta, nos hace sentirnos más abatidos.

¿Los regalos pueden solucionar el problema?

Los especialistas también apoyan la existencia de un sentimiento originado por la tradición de regalar. Y es que las personas que no conocen como expresar sus sentimientos son más propensas a intentar demostrarlo con regalos de exorbitados desembolsos económicos que duelen al bolsillo. La decepción de los obsequios recibidos como consecuencia a haberse forjado unas altas expectativas también es motivo de tristeza según los especialistas.

Otro factor que puede influir en este conjunto de causas es el  comúnmente conocido Desorden Afectivo de Temporada (SAD), padecido por las personas que experimentan sensaciones de tristeza y desánimo como consecuencia a la disminución de la exposición a las horas de luz.

Contra todas estas desagradables sensaciones, el mejor consejo es dejar a un lado el encierro y la soledad, compartir los momentos con todas las personas con las que permanecen a nuestro lado y evitar sentimientos melancólicos que puedan lastrar cualquier reunión o momento alegre. A pesar de todo, la vida sigue y debemos ser conscientes de que seguro hay muchas cosas buenas por llegar.

Pese a que este conjunto afecciones que nos pueden surgir, los expertos apuntan a que no existe una depresión que propiamente esté relacionada con la Navidad y que simplemente, son cúmulos de sentimientos de ausencia, falta u otros de los que ya hemos hablado. Pese a ello, desde Interdomicilio queremos recordarles que si perciben algún comportamiento triste o apático de forma continuada en sus seres queridos, puede contar con nuestros psicólogos a domicilio.

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