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¡Estamos deseando que llegue el verano! Y con él, el sol, el buen tiempo, el relax, los amigos, los viajes… pero ¡cuidado! Porque no todo lo que trae esta estación es positivo; también debemos de cuidarnos de ciertos riesgos que asumimos durante estos meses.

A continuación, te damos unos consejos… ¡para pasar un verano 2016 de 10!

Consejos para el verano

1. Cuidado con el agua y las frutas “salvajes”

No hace falta que realices un viaje a algún país exótico para poder acabar con una intoxicación por agua, o por ingerir frutas salvajes en mal estado o contaminadas. Toma las máximas precauciones en todo momento, si tomas agua de río, incluso cuando estés en la montaña.  Además, recuerda que las frutas y ensaladas que consumimos en casa también deben ser bien lavadas por riesgo de infecciones alimentarias. Especial cuidado con las bayas de colores y evítalas si no estás seguro de su naturaleza.

2. Aléjate de estrictas dietas

Por falta o disminución de ejercicio y rutina, muchas personas se acogen estrictas dietas para perder o mantener peso. Nosotros te aconsejamos establecer una dieta similar a la habitual, en base a alimentos frescos y cambiando los potajes por alternativas más frescas y ligeras como las frutas, verduras o sopas frescas. A la hora de comer fuera, no es tan importante el tipo de alimento que consumimos sino las cantidades; evita los “platos únicos” y el tapeo, que hace que terminemos comiendo más de lo que pensamos. Tampoco renuncies por completo del saludable vino tinto o cerveza; disfruta de los beneficios cardiosaludables de estos y de los buenos momentos que el buen tiempo nos brinda.

3. Madruga, pero con mesura

Dicen los expertos que lo más saludable es despertarnos de manera natural, sin alarmas ni relojes, para descansar bien. Las vacaciones son idóneas para ello, pero cuidado porque la cantidad de horas de luz acorta el periodo de descanso nocturno y eso puede afectarnos negativamente. Según algunos estudios, levantarse tarde está asociado con la acumulación de grasa en la cintura y problemas cardiovasculares. Si crees que no duermes lo suficiente, puedes optar por la famosa “siesta” en las horas de más calor; puede ayudarnos para establecer unos buenos biorritmos que nos permitan disfrutar del verano, siempre que no se alargue más de una hora.

4. No te olvides el ejercicio físico en un cajón

Sí, el verano está para descansar y recuperar toda esa energía que necesitamos para afrontar un nuevo horizonte. Pero no es conveniente pasar todas las vacaciones en el sofá. Lo recomendable es practicar al menos 15 minutos de ejercicio físico al día. Aprovecha tus visitas a la piscina, tus viajes a la playa, a la montaña o a otros lugares turísticos para practicar este ejercicio que nos falta.

5. Crema, pero también gafas de sol

A pesar de las sendas propiedades del sol, en verano es necesario tomar ciertas precauciones para prevenir quemaduras y potenciales enfermedades. Es importante escoger una protección solar adecuada a tu tipo de piel, renovándola conforme sea necesario. Pero tus ojos también pueden sufrir importantes quemaduras oculares si no llevamos gafas de sol o no son de la calidad oportuna. Evita comprar gafas en puestos ambulantes y en caso de duda, consulta con tu óptica para una adecuada protección.

6. No permitas que la vuelta a la rutina sea un imposible

No dejes que tu cerebro “muera” durante las vacaciones. Mantenlo activo con actividades de ocio con las que disfrutes y para las que tengas el tiempo del que no dispones en las otras estaciones, como los juegos de cartas, el ajedrez, la lectura… Evitarás que la vuelta a la rutina sea mucho menos pesada.

7. Aprende a evitar los hongos e infecciones de verano

Las piscinas o los lugares donde hay agua estancada o sucia son susceptibles de convertirse en zonas de infecciones por hongos. No olvides tus sandalias o zapatillas para evitar el contacto directo con el suelo y seca bien tus dedos de los pies antes de ponerte un calzado cerrado y seco. También es recomendable cambiarnos la ropa de baño si está excesivamente húmeda y no nos encontramos en las horas de máximo calor. Por ejemplo, si nos damos un baño al atardecer.

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